dilluns, 29 de febrer del 2016

Los catálogos locales son insuficientes: debemos agruparlos en catálogos colectivos




Las mejores bibliotecas lo eran (¿lo son aún?) por tener colecciones grandes: a más tamaño, mayores posibilidades que un usuario encontrara lo que busca y necesita entre los documentos de la biblioteca. Por esto las bibliotecas coleccionan, para incorporar a la biblioteca libros que –a priori o just in case-  tienen un potencial de uso alto para una comunidad de usuarios dada. Pero ni las mejores políticas coleccionadoras, ni los más extensos recursos económicos dedicados a comprar documentos han conseguido que ninguna biblioteca sea auto-suficiente.

Cualquier biblioteca es insuficiente; sólo con sus materiales no puede satisfacer las inquietudes de sus usuarios. Creo que es una suerte que sea así; lo contrario -que las bibliotecas pudieran anticipar todas las demandas que recibiesen-  significaría estar en un mundo predictible, en un mundo cerrado en el que los saberes serían compartimentos estancos y las personas seres sin curiosidad. La insuficiencia de las bibliotecas ha sido paliada por éstas con dos instrumentos complementarios: los catálogos colectivos y el préstamo interbibliotecario.

Para facilitar acceso a los documentos, las bibliotecas ofrecen dos niveles de servicios: el inmediato y basado en las colecciones propias, y el mediato basado en la colaboración con otras bibliotecas. Para facilitar este último, diferentes bibliotecas agrupan sus registros en un instrumento común, y aquí las normas de catalogación intervienen de nuevo ya que sólo compartiéndolas se puede crear un instrumento unitario manejable.

Los catálogos colectivos han supuesto problemas nuevos para la catalogación, ya que –evidentemente- es más fácil hacer una catalogación coherente dentro de una institución (con el catálogo local) que entre diversas (con un catálogo colectivo). Otro elemento a destacar es que la dimensión de los catálogos crece de forma exponencial. En 1965 (por poner una fecha), el catálogo de una biblioteca muy grande podía contener unos 4M de registros bibliográficos; en 1995 el catálogo colectivo de OCLC tenía unos 40M de registros y hoy incluye unos 400M.

Nota. La fotografía es de la Universidad de Yale y es un árbol de Navidad hecho con algunos de los 754 volúmenes del National Union Catalog, catálogo de los libros impresos anteriores a 1956 presentes en bibliotecas del Canadá y los EUA:



[Este post es la entrega 2 de 5 de una nota ThinkEPI que se publicará en breve.]