dijous, 27 de març del 2014

Políticas de información para la lectura y la cultura


[El v. 23, n. 2 (marzo-abril de 2014) de la revista “El profesional de la información” tratará de Políticas de información. Paso a publicar por entregas mi contribución (4/6).]

El dominio emergente de lo digital reconfigurará las relaciones del ciudadano con la cultura y debe suponer más información y más capacidad de usarla para el ciudadano. Los espacios de uso libre de la información dentro de lo que han sido las bibliotecas hasta ahora deben extenderse al espacio virtual donde el ciudadano ha  de poder encontrar la información que rellena su ocio, le forma y configura su memoria. La biblioteca no edificio y sí organización ha de poder prestar libros digitales, ofrecer información digital para el uso de todos y garantizar que el acervo de lo nacido digital pasará a las generaciones futuras.

Para los ámbitos anteriores hemos afirmado que se daba coincidencia amplia sobre los objetivos finales. En este en cambio incluso estos pueden estar en entredicho ya que la información digital erosiona los modelos de mercado vigentes.

No se puede banalizar el impacto del préstamo de libros en formato digital sobre la sostenibilidad económica de las empresas editoriales y las cadenas de distribución de la cultura. Las editoriales han contribuido a la difusión de la cultura a la vez que han sido empresas con finalidad de lucro e incluso a veces muy rentables. El fomento de la lectura y las funciones educativas y sociales realizadas a través del préstamo gratuito de libros por parte de las bibliotecas debe poder continuar haciéndose en beneficio del ciudadano y de la sociedad y debe hacerse manteniendo algún tipo de negocio para el editor. Carme Fenoll definía el problema de esta manera “los editores no acaban de dar luz verde al préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas públicas porque creen que éste desequilibraría el sector y repercutiría disminuyendo sus ventas”[i]. Lo cierto es que -a diferencia del caso de las revistas científicas con el pago por publicar- en el ámbito de la edición comercial no se ha encontrado aún el equilibrio que satisfaga a las dos partes. La solución no es ni será fácil ni tampoco será local. Debería crearse una alianza de autores, editores, libreros y bibliotecarios que intentara definir un acuerdo nacional por el préstamo digital. Un acuerdo que sería provisional y que probablemente solo pueda configurarse de momento de forma piloto. Al mismo tiempo esta alianza debería tener la vista puesta en las operaciones parecidas emprendidas por países próximos[ii].

El segundo elemento punto de una política de información para la ciudadanía sería el fomento de la digitalización de documentos no nacidos digitales y sobre todo su puesta a disposición en formatos interoperables y regímenes de uso amplios. Lo primero parece formar parte de lo asumido por todos y podríamos citar aquí diferentes iniciativas ejemplares de digitalización de documentos[iii]. Creo que los consensos y planes de acciones institucionales deben centrarse en la interoperabilidad de los documentos digitalizados (muchos de ellos con recursos públicos). El enorme universo de la cultura humana se ha desplegado en nichos que tienen más que ver con la forma que han tomado los documentos que con sus contenidos. El mundo de lo digital nos permitirá recomponer los nichos en un todo, al menos en el dominio del acceso. Para que una persona pueda acceder a los contenidos que le interesan de forma independiente de la forma que estos tomen (o de las instituciones que los almacenen), los metadatos deben ser interutilizables por aplicaciones, indistintamente del ámbito institucional en el que se hayan producido. Probablemente la web semántica y los datos abiertos y enlazados (linked open data) sean la solución, pero antes de un uso amplio de los mismos, los diferentes colectivos profesionales que tratan con documentos culturales deberán hacer esfuerzos de aproximación en la forma como los tratan.

Finalmente la preservación de lo nacido digital deberá afrontarse también en alianza entre diferentes sectores. Las instituciones culturales no son las que tienen la infraestructura y la tecnología que se requerirá para preservar la cada vez mayor cantidad de información nacida digital que deberíamos garantizar que se conservara para el futuro. Ni serán tampoco los tecnólogos quienes tendrán los conocimientos y la sensibilidad que se necesitarán para manejar documentos digitales de diferente procedencia y contexto. Ni hay consenso amplio sobre lo que debemos preservar ni instrumentos preparados para hacerlo. Y en este caso la solución tampoco podrá proceder de una sola instancia.

En este campo de información para la ciudadanía los agentes se multiplican, autores, editores y libreros; archivos, bibliotecas y museos; documentalistas e informáticos: en todos los casos se trata de establecer alianzas con sectores que han sido vecinos en el reino de lo impreso, pero vecinos incomunicados. Las políticas de la información que se deben establecer aquí quizá sean las más difíciles de tejer debido a la heterogeneidad de culturas corporativas e intereses de sus agentes.




[i] Carme Fenoll, “Políticas de préstamo digital en las bibliotecas públicas: el caso de Inglaterra”. Blok de BiD, 15/05/2013, http://www.ub.edu/blokdebid/es/content/pol%C3%ADticas-de-pr%C3%A9stamo-digital-en-las-bibliotecas-p%C3%BAblicas-el-caso-de-inglaterra
[ii] Recomiendo la lectura de los excelentes informes para el Blok de BiD hechos por Carme Fenoll y por Cristóbal Urbano sbre el préstamo de libros Electrónicos en Estados Unidos, Francia e Inglaterra.
[iii] Ver, por ejemplo: “Le Québec doit mobiliser et fédérer, avec l’appui de l’État, ses artistes et organismes, industries culturelles, médias, institutions patrimoniales et muséales, afin d’assurer, grâce au numérique, la persistance de notre culture, son rayonnement et son renouvellement.” En: Pour occuper l’espace numèriques: stratégie culturelle numérique du québec (Gouvernement du Québec, 2014). http://www.mcc.gouv.qc.ca/fileadmin/documents/Strategie_culturelle_numerique/MCC-StrategieNumerique-HR.pdf