diumenge, 16 de març del 2014

¿De qué hablamos cuándo hablamos de políticas de información?



El v. 23, n. 2 (marzo-abril de 2014) de la revista “El profesional de la información” tratará de Políticas de información. Paso a publicar por entregas mmi contribución (1/6).

(Uno que ya tiene su edad se acuerda que) unas históricas Primeres Jornades de Teledocumentació a Catalunya concluyeron que era necesario “elaborar un programa general de información para Catalunya que analice las necesidades  de los usuarios tanto del sector público como del sector privado, defina las coberturas adecuadas para satisfacerlas, identifique los medios personales, tecnológicos y organizativos necesarios y periodifique debidamente la consecución de los objetivos que se establezcan”[i].

Podemos encontrar otras definiciones de lo que son las políticas de la información pero esta nos vale ya que además se formula en 1983, un momento en el que el tema tiene plena vigencia a nivel internacional. No en vano la Unesco había iniciado un programa general de información (PGI) que bajo el nombre de UNISIST pretendía “to co-ordinate existing trends toward co-operation and to act as a catalyst for necessary developments in scientific information” y tenía como finalidad “the establishment of a flexible and loosely connected network of information systems and services based on voluntary cooperation.” [ii]

Porqué, al final, una política de información no es más que la acción concertada de diferentes agentes con la información como objeto y con determinadas finalidades como metas. En mi opinión, la euforia tecnológica y de recursos de las décadas anterior y la posterior del cambio de siglo crearon la sensación de que con la información todo era posible y minimizaron la necesidad de coordinarse para conseguir determinados fines. Los enormes cambios que ha supuesto la información digital y en red para los sistemas de información han comportado mejoras evidentes, pero también un cierto desconcierto sobre las direcciones que tomar y –sobre todo- un cierto optimismo sobre la no necesidad de tomar direcciones de forma conjunta ya que, al final, la tecnología por si sola conseguiría lo que no podía conseguir la acción coordinada de las organizaciones y las personas.

La crisis que vivimos no es solo económica sino también tecnológica y de cambio de modelo organizativo, y está mostrando ya algunos efectos de la desregulación y la no planificación. El acceso a la información por parte de la totalidad de los ciudadanos, la existencia digital de información sin interés comercial y la preservación para el futuro de la información digital no se conseguirán de forma espontánea y sin esfuerzo. En los últimos años, el movimiento del acceso abierto ha mostrado también que la gran fuerza de una acción concertada en una dirección dada tiene el poder de modificar maneras de hacer centenarias. Pero las tendencias (lógicas) por parte de las empresas editoriales de continuar reteniendo derechos sobre la información y los datos han mostrado también que las solas fuerzas del mercado unidas a la ausencia de políticas de la información tienen efectos restrictivos sobre este bien público que es la información.

Si esto fuera así (y yo así lo creo) tener o no políticas de información dependería menos de los recursos existentes (normativos o de infraestructura) que de la capacidad de las instituciones que manejan información de llegar a acuerdos sobre cuáles deben ser estas acciones concertadas y sobre el papel de cada uno en emprenderlas. Las políticas de información exigen también tener estrategias definidas, ¿deben ser globales o sectoriales? ¿generadas por el Estado por las bibliotecas? ¿dirigidas o participativas? ¿de instituciones de un mismo tipo o de un amplio espectro de organizaciones? De buen seguro que existen distintas respuestas igual de válidas a estas preguntas, y que elegir la mejor estrategia depende de variables de tiempo y lugar, pero a mi parecer solo podemos establecer políticas solidas de información si encontramos un conjunto de acciones alrededor de las cuales se puedan alinear sin fricciones un amplio espectro de agentes.

Hay tres universos que deberían permitir coincidencias amplias: el mundo de lo impreso, el de la investigación y el de la cultura. Las posibilidades de establecer políticas de información en estos ámbitos se basan en consensos generalizados sobre lo que se debería o sería bueno hacer en cada uno de ellos.





[i] "Conclusions de les Primeres Jornades de Teledocumentació a Catalunya." Butlletí de l'Associació de Bibliotecaris de Catalunya [en línia], 1983,, Núm. 4 , p. 52-54. http://www.raco.cat/index.php/ButlletiBibliotecaris/article/view/52887/60834 [Consulta: 06-03-14]
[ii] John B. Rose, "The UNESCO General Information Programme and Its Role in the Development of Regional Co-operative Networks." Proceedings of the IATUL Conferences.Paper 6.